Los misterios de una biblioteca
Los lugares más inesperados son aquellos en los que más sorpresas te puedes llevar y pueden dar un pequeño vuelco a la rutina.
Durante los últimos días de exámenes decidí ir a la biblioteca a estudiar, ya que si me quedaba en mi casa aquella pequeña fuerza que me llevaba a estudiar desaparecía al instante.
Todo empezó cuando por una extraña razón mis nervios me llevarón a una gran discursión con mi madre y me fui con mi hermana a la biblioteca. En frente tenía una chica que no aparentaba más edad que yo, nada del otro mundo. Poco a poco fui descubriendo que aquella chica callada estaba estudiando para Selectividad, incluso llegué a saber a que asignaturas se iba a presentar. Tras varios días motivandonos la una a la otra para aguantar allí las 6 horas que estabamos día tras día algunas palabras se cruzaron. No fueron muchas y ninguna importante. Llegó Selectividad y no la volví a ver.
Hoy cuando volvía de Chueca una cara conocida estaba subiendo por las escaleras del metro. Era conocida pero no conseguía saber de que. Por fin, una imagen apareció en mi cabeza, estaba sentada delante mio, era la chica de la biblioteca. Varias miradas, caras conocidas que jamás se conoceran.
También la biblioteca me llevó a otra historia paralela, a una cara conocida que si que puede que llegue a conocer. El nombre de ese lugar fue publicado en el Blog, y un pequeño comentario me indicó la casualidad. Una nueva inquilina del Blog vivía en las proximidades, al poco tiempo la conocí. Yo zapatillas naranjas; ella zapatilla roja y zapatilla negra.