Si me hubiese quedado sin un brazo o una pierna, no sería tan malo. Si hubieran sido las orejas sería terrible aunque llevadero.
Pero sin nariz no se sabe lo que es una persona: pájaro no es, ciudadano tampoco, ¡es para coger y tirarse por la ventana! Si al menos me la hubiesen amputado en la guerra o en un duelo, o si yo mismo fuese el responsable... Pero se ha largado así, sin ton ni son, se ha largado por las buenas, ¡sin pedir nada a cambio!... ¡Que no, que no puede ser! - añadió tras reflexionar brevemente-. Es inconcebible que se haya largado mi nariz. Por supuesto que es inconcebible.
Extracto de La Nariz, un cuento de Nikolái Gógol re-descubierto en un nuevo volumen de la Colección Pequeña Biblioteca de Gadir Editorial, 2011.